Café, ordenador, sacaleches: larte de sobrevivir a len el trabajo

Pensábamos que, tras l, lo más difícil quedaría atrás. Pero luego volvimos al trabajo.
Entre un buzón y un pecho desbordados, pronto nos dimos cuenta de que "conciliar maternidad y carrera profesional" es un deporte de alto nivel.

Spoiler: se puede hacer. No siempre en plan zen, no siempre sin problemas, pero se puede hacer. Con un poco de organización, puedes incluso sacarte leche entre dos equipos de llamadas -o incluso durante ellas- gracias a la nueva generación de sacaleches móviles como Lansinoh, Elvie o Perifit. ¿Quién iba a pensar que la verdadera revolución del teletrabajo llegaría en forma de sujetador conectado? (Te lo prometo, próximamente haremos un artículo sobre los mejores modelos).

1. Primero, respiramos: no es un privilegio, es un derecho

La buena noticia es que dar el pecho en el trabajo no es un capricho de alguna #instamom ecologista. Es un derecho legal. En Bélgica, tienes derecho a una hora al día (a menudo en dos turnos de 30 minutos) para dar el pecho o sacarte leche. Pagada, por favor. Sí, pagada, como un trabajo de verdad (porque lo es).
Así que no, no estás "robando tiempo a lempresa", estás invirtiendo en la salud de los futuros contribuyentes. Un consejo: imprime la ley y pégala en la nevera de la oficina o en la sala de descanso. Sólo por el placer de responder "es legal" cuando alguien haga un comentario pasivo-agresivo.

2. Logística de comandos lecheros

Primera misión: encontrar llugar para extraer la leche. No, no el retrete. No, no el coche del aparcamiento (salvo en caso de emergencia nuclear). L: una sala de reuniones vacía, tu despacho con la puerta cerrada o una habitación reconvertida (en empresas civilizadas). Y sno hay, improvisa. Al fin y al cabo, ya hemos parido: ya nada nos impresiona.

Segunda misión: el calendario. Dos sesiones al día suelen ser suficientes. Las encajamos entre la reunión de la mañana y la partida presupuestaria. Si alguien nos pregunta por qué desaparecemos durante treinta minutos, siempre podemos responder "mantenimiento del sistema de producción" o la organización de un inminente concurso de camisetas mojadas.

La tercera tarea es el almacenamiento. La leche se conserva 4 horas a temperatura ambiente, 3 días en el frigorífico y hasta 6 meses en el congelador. Sí, parece un tutorial de Tupperware, pero el rigor logístico es real: haz un poco de sitio en la nevera de l, inspírate en las ultraequipadas mensajeras indonesias u opta por una bolsa nevera si viajas a menudo (Medela fabrica una perfecta, apilada para que quepan sus biberones).

3. L: sin él, lloramos (y no sólo por las hormonas)

Nunca se dice lo suficiente: el equipo adecuado es la clave del éxito de la lactancia materna. El sacaleches debe elegirse con el mismo cuidado que un bolso de diseño. Silencioso, eficaz y portátil. Porque no querrás parecer una vaca enchufada a una aspiradora mientras escribes un informe.

Y en cuanto a la ropa, olvídate de las blusas que no puedes abrir con una mano. Cámbiate a Milk Away. Su secreto: bonitos vestidos, preciosos jerséis o sudaderas con capucha, pantalones, sin olvidar sus icónicos tops y camisetas, cómodos y prácticos, con aberturas invisibles para que puedas dar el pecho sin hacer un striptease en toda regla. Su colección cumple todos los requisitos: sostenible, local, favorecedora (sí, incluso después del parto) y, sobre todo, diseñada por mamás que saben que "práctico" no significa "descuidado".
Básicamente: puedes dar el pecho a las 10 de la mañana, firmar un contrato a las 11 e irte a comer sin que lacabas de terminar una maratón.

4. Hablamos de ello (sin sonrojarnos, sin s)

La lactancia materna en el trabajo Lun poco como el teletrabajo: todo el mundo piensa que es genial en teoría, pero en la práctica es un pequeño obstáculo. Así que hablamos de ello. Simplemente se habla. Explica a tu jefe o a tus compañeros que necesitarás descansos regulares. Les aseguras que no vas a convertir la sala de reuniones en una maternidad. Y añades, con una sonrisa: "Prometo que no competiré con la máquina de café". Porque no, extraerse leche en el trabajo no es raro. Lo que es raro es tener que esconderte para alimentar a un bebé cuando estás publicando descaradamente fotos de almuerzos l.

5. Antes de empezar: preparación al estilo ninja

Algunos movimientos estratégicos (y una pequeña lista de supervivencia para volver al trabajo durante la lactancia):

- Extrae un poco de leche antes de empezar a trabajar de nuevo, para crear una reserva (y probar a la bestia).
- Preséntale al bebé su biberón l, para evitar el momento "¿para qué demonios sirve esta cosa de plástico?".
- Prepara tentempiés. Lda hambre. Y nadie quiere ver a una madre hambrienta atrapada en una reunión de Recursos Humanos.
- Elige tu ropa con inteligencia. Spoiler: Milk Away = tranquilidad garantizada.
Sobre todo si añades a lecuación discos absorbentes para meter en el sujetador o, mejor aún, un sujetador a prueba de fugas de Kallisto Mama.

En cuanto a la organización, hay que comprobar algunos aspectos esenciales antes del Día D:

  • Un sacaleches completamente cargado (porque un cable olvidado significa pánico).
  • Existencias de leche listas en la guardería o en casa de la canguro.
  • Biberón ya aceptado por el principal interesado.
  • Bolsa de refrigeración y almacenamiento o bolsas de congelación para el transporte.
  • Un conjunto adecuado y práctico para extraer leche sin acrobacias.
  • Un horario claro, con pausas para dibujar planificadas como reuniones reales.
  • Almohadillas o soportes adecuados, e incluso una muda de ropa, por si acaso.

Y sobre todo: acepta que no todo es perfecto. Habrá días con, días sin, y probablemente un día en que el sacaleches se quedará en casa (lo llamamos día de descanso involuntario de la leche).

6. La mente: nuestro superpoder invisible

Seamos sinceros: dar el pecho mientras se trabaja es la versión más dura de la multitarea. Hay que compaginar los plazos con la producción de leche, los informes a los clientes con las tomas matutinas. Y a veces sólo quieres llorar en el retrete con una galleta. Y no pasa nada, los bajones son normales.

Cada día que pasa es una victoria. Aunque te olvides de una toma, aunque cambies a la lactancia mixta, aunque dejes de dar el pecho antes de lo previsto. No se "pierde" la lactancia. Lo haces lo mejor que puedes. Y ese "mejor" loro (líquido).

Y si, en algún momento, es demasiado, aflojamos o paramos todo suavemente, por el bienestar de todos. Porque una madre tranquila es siempre la mejor opción.

7. Consejos de supervivencia de lélite láctea

  • Lleve siempre discos absorbentes en el bolso. Lleve siempre discos absorbentes en el bolso.
  • Lleva un top de repuesto a la oficina, porque las fugas nunca pasan desapercibidas.
  • Mira una foto de tu bebé mientras imprimes: estímulo garantizado (y descenso rápido del cortisol).
  • Programar las reuniones importantes justo después del sorteo, para no distraerse con la sinfonía interna de"psh-psh-psh".
  • Y sobre todo: mantén el sentido del humor. Es el mejor remedio contra las manchas de leche y los comentarios no solicitados.

8. En resumen: sí, puedes hacer (casi) todo.

Se puede dar el pecho, trabajar, lelegante y no perder la cordura. Bueno, no todos los días. Pero sí lo suficiente para que merezca la pena.
¿El secreto? Un buen sacaleches, un conjunto Milk Awayoutfit, una nevera y mucho autodesprecio.

Porque, a fin de cuentas, dar el pecho en el trabajo es como gestionar un proyecto: requiere planificación, resistencia y, a veces... un milagro.

Moraleja del día: sácate leche, pero no des por perdida tu carrera Y cuando todo sea demasiado, recuerda esta verdad universal: la leche pasa, los plazos también.

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Paz Dutari - Dupe